Ser tu propio referente
Te suena esta frase de algo? Crees que es posible o parece demasiado ideal?
Podemos ser nuestro propio referente?
Cuando somos pequeñ@s, yo diría que hasta los 3 años, somos muy nosotr@s mism@s.
Y aunque desde que nacemos de alguna manera vamos imitando a nuestros progenitores, hermanas y hermanos, vamos muy a nuestra bola.
El aprendizaje cuando somos bebés, lo hacemos sol@s. Somos impulsados a ir descubriendo lo que hay a nuestro alrededor y nadie nos dice: “Levanta la cabeza y recoge las piernas para mirar; gira y ponte boca abajo de tal manera. Venga, que ahora estás preparando flexores y extensores qué más tarde tendrás que caminar! Ey! Espera! … Antes ponte en cuatro patas que hay que gatear.
En esta etapa maravillosa estamos más por la exploración, guiada por la curiosidad insaciable de descubrir el mundo. Y nos importa un bledo equivocarnos.
O mejor dicho, no tenemos ni la más remota idea de lo que significa equivocarnos.
Entonces seguimos… es parte del proceso.
Hacemos todo esto solas y solos.
Y cómo???
A través del movimiento.
Diría que en esta etapa, de 0 a 3 años, se nos da mejor el ser “nuestro propio referente”.
Y claro está que también estamos marcados por la herencia familiar en parte, y durante nuestro desarrollo, sin elegir conscientemente, tenemos preferencia por ciertos modelos y optamos imitar o seguir a quienes por alguna razón desconocida en ese momento, nos atrae o simplemente porque están allí, a nuestro lado.
Por otra parte, los adultos que nos acompañan ese momento, nos muestran lo que está mal, lo que está bien, lo que se debe, lo que no. Vamos, que quieren controlarlo todo.
Luego la escuela, y allí ya la cosa la cosa comienza a girarse. Yo diría que aquí se acaba un “poco bastante” eso de la exploración.
Y ya queremos empezar a ser y actuar un “poco bastante” como la otra o el otro.
Y entonces vamos cogiendo patrones y hábitos aprendidos, por necesidades emocionales, físicas, por imitación. Por moda! Ya vamos saliendo de nuestra más tierna infancia!
Y pasa que nos perdemos de nuestra guía interna y de la propia observación y exploración.
Bueno pero todo esto que seguramente ya lo has reflexionado muchísimas veces como adulto. Lo saco a colación para recordarnos que no está todo perdido, que podemos recuperar esa guía interna. En cualquier momento.
Y cómo???
A través del movimiento
El aprendizaje se integra a través de la exploración.
Te guías por la sensación.
El sentir.
Lo que se siente más fácil, más placentero.
Lo que presenta menos esfuerzo.
En Feldenkrais te proponemos ese espacio.
En las clases no imitas a nadie.
Te lo juro.
A NADIE.
Ni a la profe.
Bueno a veces puedes mirar un poco para el lado para salir del paso.
En realidad puedes hacer lo que quieras.
Aprendes a ser tu propio referente otra vez.
Escuchas la “consigna de movimiento” y vas haciendo, y te guías por la sensación de lo que es más fácil, más placentero. Esto ya lo dije.
Esas son las condiciones ideales para el aprendizaje.
Para crear tu nueva organización.
Para explorar, investigar, volver a despertar la curiosidad.
Volver a mirar, descubrir y dejar sorprenderte con lo que parece obvio.
Despertar la escucha interna.
Recetear.
Volver a cero. Para recrear la mejor versión de ti.
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