Sobre mí...
Gabriela Sandoval Chacón
Apasionada del
movimiento
Me formé como actriz en Chile con una línea fuertemente gestual y física, y en Barcelona me certifiqué como Instructora del Método Feldenkrais.
El lenguaje del cuerpo
Me fascina el lenguaje del cuerpo. Su expresión, su infinito registro, la calidad de sus movimientos. El movimiento tiene color, luz, tamaño, textura… El movimiento es presente. Cuando estoy tumbada en aparente inmovilidad me siento en movimiento perpetuo y en total presencia. Me fascina bailar y encontrarme con los más mínimos y grandes gestos y jugar con las combinaciones posibles para mí, al ritmo de una música. El canto es movimiento de la voz. Me gusta cantar. Me fascina caminar por senderos naturales durante horas. Me atrae subir las rocas y escalar árboles. Hundirme en el mar.
Ahora puedo disfrutar en plenitud de todas las cosas. Las que me gustan y las que no.
Al mismo tiempo que despertaba un fuerte llamado a mi interior, mi cuerpo iba descubriendo un lugar y espacio más cómodo y agradable, mientras me formaba como instructora del Método.
Amor al primer Movimiento
Por muchos años tuve un cuerpo que se sentía bien… y más específicamente una espalda que creía que estaba bien, a pesar de la escoliosis que me descubrieron a los 13. Y aunque con los años fue molestando cada vez más, podía hacer todo más o menos bien. Y he ahí el punto: “más o menos”. Sólo hasta que se produjo un cambio significativo, pude entonces sentir un antes y un después y diferenciar de manera apreciable que lo de antes era estar como aguantando mi espalda en una tensión constante.
Y que hacía sin darme cuenta? Normalizar esta situación y seguir. Entre tanto probé algunas terapias que me ayudaron en su momento y aparentemente todo pasaba, pero después de un tiempo volvía a caer en lo mismo: Dolores al caminar mucho, al estar mucho rato sentada o de pie! Otra vez lumbago! Otra vez contractura en la zona escapular o cervical! O todo al mismo tiempo! Por favor ¡un masaje!… ¡un analgésico!
Mi primer encuentro con el Método Feldenkrais fue de forma más bien pasajera, sin embargo fue amor al primer movimiento. Experimentar por momentos que había otra versión de mí, fue alucinante. Al realizar pequeños movimientos con cierta atención a lo que hacía y luego colocarme de pie, me sentía transformada, algo mágico ocurría, algo que nunca había experimentado.